El uso del chupete no
es una necesidad ni una obligación. Sin embargo, muchos padres recurren a ello
al sentirlo necesario para el bienestar del bebé.
El chupete es uno de los artículos más usados por la mayoría
de los bebés en su primer año de vida. Les tranquiliza, les relaja, cubre su
necesidad de succión “no nutritiva”, les ayuda a
conciliar el sueño y reduce el estrés y el dolor en
procedimientos desagradables, por ejemplo, cuando le tienen que poner una
inyección.
Pero como todo, tiene sus ventajas y sus riesgos.
Según el Comité de Lactancia Materna de la AEP hace las siguientes RECOMENDACIONES sobre el uso del chupete:
- Debe
recomendarse la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses
de vida como factor protector de muerte súbita del lactante.
No se sabe cuál es el mecanismo, pero parece que durante el sueño tiene un efecto protector para los lactantes.
- En los recién nacidos amamantados es mejor evitar el chupete durante los primeros días de vida y no desaconsejarlo cuando la lactancia materna está bien establecida, habitualmente a partir del mes de vida, edad en la que comienza el riesgo del síndrome de muerte súbita del lactante
- En las unidades neonatales en relación con los procedimientos dolorosos, si no existe la posibilidad de que el niño mame, se le debe ofrecer como método de analgesia no farmacológica la succión de un chupete. La medida será más eficaz si se administra previamente 0,2 cc de sacarosa al 20% (fuerza de la recomendación A).
- En los niños lactados artificialmente la recomendación del uso del chupete es especialmente importante, ya que presentan otras características que pueden aumentar el riesgo del SMSL
Sin embargo, su uso se ha relacionado con el acortamiento del
tiempo de amamantamiento y dificultades en la lactancia, el aumento de
frecuencia de otitis media, problemas dentales y riesgo de accidentes. Además,
estudios recientes relacionan su uso, particularmente durante el sueño, con
disminución del riesgo de muerte súbita del lactante. Otros beneficios del
chupete, bien estudiados y demostrados, están relacionados con su efecto
analgésico y con el estímulo de la succiónno nutritiva en niñospretérmino y a
término.
Es necesario seguir investigando para comprender
mejor el papel de los chupetes en su posible interferencia en la duración de la
lactancia o en la aparición de problemas con la misma y estudiar las
diferencias de su efecto en las diferentes culturas y tipos de mujer. Así
mismo, se debe profundizar en el estudio de la relación entre lactancia y SMSL,
y chupete y SMSL, que ofrezca luz en todas estas incógnitas. Mientras tanto,
los profesionales deberán continuar informando a los padres sobre la
conveniencia de amamantar y de evitar la exposición de los lactantes a los
diversos factores de riesgo que se asocian al SMSL.
En cualquier caso, os aseguro, que los niños, unos
a los dos y otros a los siete, el chupete dejará de ser necesario para vuestro
hijo cuando él, según su propio desarrollo personal, sus ritmos y sus
circunstancias, lo decida.
Os animo a respetar su decisión y a confiar en
ellos. Y hacer del chupete un elemento emocional con el que apoyar
vuestros abrazos y mimos si hace falta y solamente cuando haga falta. El
chupete no debe substituirnos.